viernes, 27 de mayo de 2011

Conmemoramos el 42º aniversario del Cordobazo con una nota de Rodolfo Walsh.



Cordobazo.

Por Rodolfo Walsh

Trabajadores metalúrgicos, del transporte y otros gremios declaran paros para los días 15 y 16 de Mayo, en razón de las quitas zonales y el no reconocimiento de la antigüedad por transferencias de empresas.
Los obreros mecánicos realizaban una asamblea y son reprimidos, defienden sus derechos en una verdadera batalla campal en el centro de la ciudad el día 14 de Mayo.
Los atropellos, la opresión, el desconocimiento de un sin números de derechos, la vergüenza de todos los actos de gobierno, los problemas del estudiantado y los centros vecinales se suman.
Se paraliza totalmente la ciudad el 16 de mayo. Nadie trabaja. Todos protestan. El gobierno reprime.
En Corrientes es asesinado el estudiante Juan José Cabral. Se dispone el cierre de la Universidad.
Todas las organizaciones estudiantiles protestan. Se preparan actos y manifestaciones. Se trabaja en común acuerdo con la CGT.
El día 18 es asesinado en Rosario, el estudiante Adolfo Ramón Bello. Se realiza con estudiantes, obreros y sacerdotes tercermundistas una marcha de silencio en homenaje a los caídos.
El 23 de Mayo es ocupado el Barrio Clínicas por los estudiantes y son apoyados por el resto del movimiento estudiantil.
El 26 de Mayo el movimiento obrero de Córdoba resuelve un paro general de las actividades de 37 horas a partir de las 11 horas, para el 29 de Mayo, con abandono de trabajo y concentraciones públicas de protesta.
Los estudiantes adhieren en todo a las resoluciones de la CGT. Los estudiantes organizan y los obreros también. Millares y millares de volantes reclamando la vigencia de los derechos conculcados inundan la ciudad los días previos.
El 29 de Mayo amanece tenso. Los trabajadores de luz y fuerza son atacados con bombas de gases a la altura de Rioja y Gral. Paz. Una vez más la represión está marcha.

Las columnas de los trabajadores de las fábricas automotrices llegan a la ciudad y son atacados. El comercio cierra sus puertas y la gente inunda las calles.
Corre la noticia de la muerte de Máximo Mena, obrero mecánico. Se produce un estallido popular, la rebeldía contra tanta injusticia, contra los asesinatos, contra los atropellos. La policía retrocede. Nadie controla la situación.
Es el pueblo. Son las bases sindicales y estudiantes que luchan enardecidas. El apoyo total de la población.

Es la toma de conciencia contra tantas prohibiciones. Nada de tutelas ni usurpadores del poder, ni de cómplices participacionistas.
El saldo de la batalla de Córdoba, "El Cordobazo", es trágico. Decenas de muertos, cientos de heridos. Pero la dignidad y el coraje de un pueblo florecen y marcan una página histórica argentina y latinoamericana que no se borrará jamás.
En medio de esa lucha por la justicia, la libertad y el imperio de la voluntad del pueblo, sepamos unirnos para construir una sociedad más justa, donde el hombre no sea lobo del hombre, sino su hermano.
"Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes ni mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores. La experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan.
La historia aparece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las cosas. Esta vez es posible que se quiebre el círculo..."

* Extraído de “Periódico de la CGT de los Argentinos”. Colección Completa. Números 1 al 55. Mayo 1968 – Febrero 1970. www.cgtargentinos.org

En conmemoración de un nuevo aniversario del enjuiciamiento y posterior ajusticiamiento del Gral. Pedro Eugenio Aramburu por una larga lista de crímenes cometidos contra el pueblo. Publicamos una nota del compañero Miguel bonasso en el diario pagina12 en el año 2000



San Aramburu.

El diario La Nación fue fundado por Bartolomé Mitre como una "tribuna de doctrina" y ya se sabe lo que decía Hannah Arendt acerca de la doctrina: que es una visión tan recortada de la realidad que suele conducir al crimen. A tal punto la doctrina ha pesado sobre la verdad en la historia del centenario matutino que la disposición, instaurada por el propio Mitre, de que no se mencionara jamás a Juan Bautista Alberdi en sus páginas, recién fue levantada en 1994, durante una reunión formal del Bartolomé Mitre actual con los editores del diario. No se conoce otro estalinismo en el mundo que haya durado tanto.

Por eso no es de extrañar que el 29 de mayo (casualmente Día del Ejército), la "tribuna de doctrina" encargara a dos de sus principales plumas, Bartolomé de Vedia y José Claudio Escribano, la redacción de una hagiografía a dos voces sobre el teniente general Pedro Eugenio Aramburu, jefe de la dictadura militar que en 1955 desalojó violentamente al gobierno constitucional del teniente general Juan Domingo Perón.
Según Bartolomé de Vedia, Aramburu, que fue "presidente de la Nación durante un gobierno de facto", se diferenciaba de "otros generales que accedieron al poder por la vía irregular del golpe de Estado (sic)" porque no era autoritario. "Al contrario, tenía los modales y la convicción de un auténtico demócrata".
En una catarata de elogios que no condice con la habitual mesura del articulista, De Vedia apenas dedica un párrafo apresurado al "baldón" que significó "para el gobierno de Aramburu" el fusilamiento del general Juan José Valle y los civiles "ejecutados en la clandestinidad", pero aun en este caso el señalamiento está malversado por una disculpa inverosímil: "La opinión pública siempre tuvo la sensación de que la responsabilidad por esas trágicas decisiones no recayó únicamente sobre los hombros del presidente de facto". De Vedia no conoce probablemente a Susana Valle, la hija del general que tenía quince años cuando su padre fue fusilado, tras un juicio sumarísimo y violando la promesa de respetarle la vida si se entregaba, que le había hecho el jefe de la Casa Militar y enviado especial de Aramburu, Francisco Manrique. Susana marchó con su madre a Olivos a suplicar el perdón del "auténtico demócrata", pensando tal vez que la vieja amistad entre la familia Aramburu y la familia Valle podía servirles de algo. Un ayudante les explicó que el general estaba durmiendo y que no podía ser despertado.
En un certero aunque poco divulgado texto, escrito en 1972 como "Epílogo" para una nueva edición de Operación Masacre, Rodolfo Walsh desnudaba la "canonización de Aramburu" operada por "los doctores, la prensa y los herederos políticos", mediante "el ditirambo y la elegía" y refutaba además la prédica de los aramburistas más inteligentes, a quienes no se les escapaban "las causas del odio popular" y sostenían "que el Aramburu de 1970 no era el de 1956 y que colocado en las mismas circunstancias no habría fusilado, perseguido ni proscrito".

Para Walsh ese arrepentimiento, aun de ser cierto y sincero, no cambia las cosas: "El mal que hizo fueron los hechos y el bien que pensó, un estremecimiento tardío de la conciencia burguesa". Porque "el gobierno de Aramburu encarceló a millares de trabajadores, reprimió cada huelga, arrasó la organización sindical. La tortura se masificó y extendió a todo el país" en una implacable persecución de clase, "que pocas veces se ha visto". Medidas a las que bien cabe agregar el decreto 4161 que prohibía al partido peronista y afines y penaba con la cárcel la simple mención de los nombre de Perón y Eva Perón.

Persecución política y sindical que Walsh explica correctamente desde el fundamento económico y social que la torna inevitable: "Su gobierno modela la segunda década infame. Aparecen los Alsogaray, los Krieger, los Verrier, que van a anudar prolijamente los lazos de la dependencia desatados durante el gobierno de Perón". La República comienza "a gestionar esos préstamos que sólo benefician al prestamista, a adquirir etiquetas de colores con el nombre de tecnologías, a radicar capitales extranjeros formados con el ahorro nacional y a acumular esa deuda que hoy grava el 25 por ciento de nuestras exportaciones". (Cualquier parecido con la actualidad es pura coincidencia.)

En el artículo de Escribano ("La dimensión moral de un prisionero"), se dice alegremente que con "el crimen (de Aramburu) se abrió formalmente un largo período de violencia en Argentina", lo que omite -entre otros episodios "pacíficos"- el bombardeo de la Plaza de Mayo el 16 de junio de 1955, donde hubo 200 muertos y 2000 heridos anónimos y olvidados.

En su elegía, Escribano dice sin embargo una verdad: al releer lo que él mismo había escrito en 1974 en su columna "La semana política", siente que "nada debe corregir respecto de lo que en el pasado afirmó sobre instituciones y personas". Sin duda el "liberal" Escribano es un hombre coherente, a tono con la "tribuna de doctrina": siempre hizo la apología de las dictaduras militares.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Extracto del discurso de asunción de Néstor Kirchner el 25 de mayo de 2003


"Sabemos que estamos ante un final de época. Atrás quedó el tiempo de los líderes predestinados, los fundamentalistas, los mesiánicos. La Argentina contemporánea se deberá reconocer y refundar en la integración de equipos y grupos orgánicos, con capacidad para la convocatoria transversal, el respeto por la diversidad y el cumplimiento de objetivos comunes".
"Tenemos testimonios de gestión y resultados. Somos parte de esta nueva generación de argentinos que en forma abierta y convocante, y desde la propuesta de un modelo argentino de producción, trabajo y crecimiento sustentable llama al conjunto social para sumar, no para dividir".
"Para avanzar y no para retroceder. En síntesis, para ayudarnos mutuamente a construir una Argentina que nos contenga y nos exprese como ciudadanos".
"Convocamos al trabajo, al esfuerzo, a la creatividad, para que nos hagamos cargo de nuestro futuro, para que concretemos los cambios necesarios para forjar un país en serio, un país normal, con esperanza y con optimismo".
"Formo parte de una generación diezmada. Castigada con dolorosas ausencias. Me sumé a las luchas políticas creyendo en valores y convicciones a los que no pienso dejar en la puerta de entrada de la Casa Rosada".
"No creo en el axioma de que cuando se gobierna se cambia convicción por pragmatismo. Eso constituye en verdad un ejercicio de hipocresía y cinismo. Soñé toda mi vida que éste, nuestro país, se podía cambiar para bien. Llegamos sin rencores pero con memoria. Memoria no sólo de los errores y horrores del otro. Sino que también es memoria sobre nuestras propias equivocaciones".
"Memoria sin rencor que es aprendizaje político, balance histórico y desafío actual de gestión".
"Con la ayuda de Dios seguramente se podrá iniciar un nuevo tiempo, que nos encuentre codo a codo en la lucha por lograr el progreso y la inclusión social, poniéndole una bisagra a la historia".
"Con mis verdades relativas -en las que creo profundamente- pero que sé, se deben integrar con las de ustedes para producir frutos genuinos, espero la ayuda de vuestro aporte. No he pedido ni solicitaré cheques en blanco".
Vengo en cambio a proponerles un sueño. Reconstruir nuestra propia identidad como pueblo y como Nación. Vengo a proponerles un sueño, que es la construcción de la verdad y la justicia. Vengo a proponerles un sueño, el de volver a tener una Argentina con todos y para todos".
"Les vengo a proponer que recordemos los sueños de nuestros patriotas fundadores y de nuestros abuelos inmigrantes y pioneros. De nuestra generación, que puso todo y dejó todo, pensando en un país de iguales".
"Porque yo sé y estoy convencido que en esta simbiosis histórica vamos a encontrar el país que nos merecemos los argentinos".
"Vengo a proponerles un sueño, quiero una Argentina unida. Quiero una Argentina normal. Quiero que seamos un país serio. Pero además quiero también un país más justo".
"Anhelo que por este camino se levante a la faz de la tierra una nueva y gloriosa Nación. La nuestra".
















A 38 años de la primavera Camporista



Entender al peronismo como amor al pueblo, también significa agregarle a la política una cuota de algo mágico. 
 

Desconfiemos un poco de los fríos de corazón y secos de mente que niegan sistemática y tercamente cualquier tipo de hecho que tenga condimentos fantásticos. Entender al peronismo como amor al pueblo, también significa agregarle a la política una cuota de algo mágico. El amor, en definitiva, es una forma de magia, imposible de explicar por un método, con un gráfico, o con instrumentos terrenales.
Aquellos que no creen en el amor, ni en la magia, jamás entenderán que pocas casualidades tienen tanto sentido como que haya sido un 25 de mayo el día en que Héctor Cámpora y Néstor Kirchner asumieran sus respectivos mandatos como presidentes de la Nación, exactamente con 30 años de diferencia.
Por el contrario, al resto, a los que sí creemos, a los que amamos, confiamos y soñamos no nos genera ningún tipo de contradicción del tipo matemático o racional entender por qué el gobierno del “Tío” duró tan pocos días pero generó tanto futuro.
Cámpora es el nombre de la coherencia de toda una vida en la lucha por ideales a pesar de las persecuciones, la cárcel, el encierro.
Cámpora es el nombre de un político con lealtad de hierro a Perón que estuvo tan sólo 49 días en la presidencia de la Nación pero que representó, para toda una generación de militantes jóvenes, la posibilidadque, finalmente, esos sueños por los que se habían integrado a la política pudieran finalmente ser concretados.
Cámpora es el nombre de una época de compromiso y de construcción colectiva. Es el nombre de la amplitud y de la unidad de las juventudes políticas organizadas detrás de un proyecto nacional transformador, profundamente inconformista con las injusticias e inequidades.
Cámpora es el hombre y la palabra que simbolizan mejor esas plazas coloridas de 1973, esas robustas columnas de la JP, esa pasión de millones, esa alegría de militar y comprometerse, esa forma bella del mundo que construyó esa época. La primavera. Cámpora es una manera de interpretar el mundo.
Cámpora es el nombre de la Política de verdad.
Eso es Cámpora para nosotros.
Y cuando decimos “nosotros”, nos referimos a las nuevas generaciones de la militancia juvenil que decidimos encolumnarnos, no detrás de un nombre, sino de una clave para interpretar el presente. Para nosotros decir Cámpora no significa una búsqueda nostálgica por encontrar eso que nuestros padres nos contaron que fue, sino que es una forma de integrarnos, en la época que nos toca, a una larga y noble tradición emancipatoria nacional.
Por eso militamos por este proyecto, por eso cada vez somos más los jóvenes que en los barrios, las universidades y las fábricas nos sumamos. Porque intuimos que hay algo de eso que volvió. Porque sentimos que las viejas disputas que organizaron las grandes transformaciones sociales de este país vuelven a ponerse arriba de la mesa.
El 25 de mayo de 2003 se cumplían 30 años de aquel día en que todo parecía estar al alcance de la mano, en el que tantos años de lucha parecían finalmente, cobrar verdadero significado. Ese día, aunque pocos se lo imaginaban entonces, empezaba un proyecto político y de gobierno que iba a transformar a la patria como pocas veces se había experimentado.
El peronismo, el amor al pueblo, la magia de construir lo que parecía imposible, un sueño colectivo pero real. Eso es Héctor Cámpora. Eso es lo que empezó un 25 de mayo de 1973 y también de 2003. <



Andres Larroque, La Campora.
Publicado el 25 de mayo de 2011 - Tiempo Argentino.

lunes, 23 de mayo de 2011

Recordando a Don Arturo Jauretche en conmemoración de un nuevo aniversario de su muerte.


La falsificación (de la historia) ha perseguido precisamente esta finalidad: impedir, a través de la desfiguración del pasado, que los argentinos poseamos la técnica, la aptitud para concebir y realizar una política nacional. Mucha gente no entiende la necesidad del revisionismo porque no comprende que la falsificación de la historia es una política de la historia, destinada a privarnos de experiencia que es la sabiduría madre.
                                                                                      

                                                                                          Arturo Jauretche   13/11/1901 – 25/05/1974.-